Pero, sin embargo, en estos días he vivido con la sensación de ser despreciada: gestos, palabras, señales, incluso silencios... que se hacen más evidentes por mi perseverancia.Es una simple sensación, que puede o no ser portadora de algo de realidad, que no altera en absoluto -o sí, no sé- mi rutina, mi cotidianidad.
Y, ¡qué cosas!, me sorprendo de estar sentada, aquí, hablando de ello; porque, en definitiva, desearía no sentirlo, y mucho menos, verlo.
Lo que me está pasando es lo mejor que me puede pasar.
2 comentarios:
Y, para colmo, mis preciosos pajaritos ya no cantan... no sé dónde están... lastimica... <((
Mañana, es mañana cuando veré toda su plenitud, si es que existe, o consideraré que he metido ligeramente la patita, que también suelo hacerlo más a menudo de lo que me gustaría.
Sin embargo, estoy contenta de poder comprobar en vivo y en directo, lo cual es una suerte.
Siguen sin aparecer mis pajaritos, snifffff
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