La autoobservación permite la entrada automática de más presencia en tu vida. En el momento de darte cuenta de que no estás presente, estás presente. En cuanto eres capaz de observar tu mente, ya no estás atrapado en ella. Ha entrado en juego otro factor que no es mental: la presencia del testigo.
No juzgues ni analices lo que observas. Contempla el pensamiento, siente la emoción, observa la reacción. No las conviertas en un problema personal. Entonces sentirás algo más poderoso que cualquiera de las cosas observadas: las presencia misma, serena y observante, que está detrás de tus contenidos mentales: el observador silencioso.
La identificación con la mente da a ésta más energía; la observación de la mente le quita fuerzas. La identificación con la mente crea más tiempo; la observación de la mente te abre a las dimensiones intemporales. La energía retirada de la mente se convierte en presencia.
Esto no reduce tu capacidad de usar tu mente: de hecho, la aumenta. Cuando utilices la mente, ésta estará más enfocada. Se es más libre del tiempo psicológico.
Eckart Tolle, "Practicando el poder del ahora"