Después de pensar, por fin, accedió al pozo de la sabiduria. Alcanzó a tocar el punto infinitesimal con el dedo de su mano. Mery, ay, conoció la verdadera levedad del ser.
Un terror extraño le recorrió, inundó sus capilares, anegó su raciocionio, casi la derrota. En su afán, tan acostumbrada a batallar en campos trigales, equivocaba su espada, cuya hoja no alargaba su brazo, erraba su propósito.
Desolada, más sola que nunca, resolvió establecer una estrategia que no pudiera ser rebatida ni puesta en duda:Un terror extraño le recorrió, inundó sus capilares, anegó su raciocionio, casi la derrota. En su afán, tan acostumbrada a batallar en campos trigales, equivocaba su espada, cuya hoja no alargaba su brazo, erraba su propósito.
era ella o nadie;
era ella o nada;
era sólo ella.