Se equivocaba. Cada vez que se equivocaba, cientos de migrañas empañaban sus ojos, miles de gusanos poblaban sus cejas, y un sólo diablo corría de neurona en neurona, más rápido, más rápido, siempre más rápido...
No hay nada permanente. Nada. ¿Lo entiendes? Pero, chiquilla, ¿cuál de ellas es la palabra cuyo significado desconoces?
Ya, ya sé que sólo una cosa permanece. Vale. Tú ganas. ¿Y qué?
Dime, ¿qué te impide colorear la luna de tu existencia, matizando levemente sus aristas, rellenando pacientemente su forma, difuminando alegremente su contorno?
No hay nadie.
¿Y tú, quién eres?
Una leve inclinación de cabeza. Desconocimiento. Inmadurez. Irreflexión. Ilu...