Hoy vuelves a la monotonía de la vida corriente y moliente.
Hoy la lluvia no te moja.
Hoy el sol no te calienta.
Hoy es todo tan vulgar... tan vulgar como cuando lo dejaste...
Gritas.
Te quedas afónica.
Te quedas afónica.
Hoy nadie te oye, ni te escucha, ni te entiende, ni sabe ni quiere saber.
Ya no importa, no importa, porque no tiene sentido, ha dejado de ser motor para convertirse en pistón, que si lo empujan se mueve.
Te paras. Descansas. Piensas.