lunes, 31 de octubre de 2011

Nostalgitis




Hacía mucho tiempo que no visitaba mi antiguo blog; hoy, me ha picado el virus de la nostalgitis. Me curé enseguida, con sólo releer un escrito mío que, ¡oye!, me ha gustado, y que no quiero perderlo en aquel sitio, ¡para algo tengo éste! Asi es que, ipso-flauta, me pongo a ello (Y, y, y, que digo yo que pa qué tengo que dar tantas expliqueisons; que lo pongo, y puán):

“A estas alturas de mi vida, no busco un gran amor; lo que necesito es un buen amor”.

El amor está en crisis, también. Por desgracia, lo que alguien ha llamado “la mortalidad de las relaciones amorosas” va increscendo a pasos agigantados. Por el contrario y con frecuencia, aquellos que se encuentran solos consideran que el remedio para su soledad estará en la pareja y hacia ella dirigen todos sus esfuerzos descartando cualquier otra circunstancia que los rocen. Ambas circunstancias son potencialmente peligrosas para los que las sufren, ya que afectan a sus vidas y no sólo afectivamente.


Algo falla. ¿Qué falla?

Sergio Sinay, en su libro “El buen amor”, establece nueve factores esenciales para encontrarnos, para establecer vínculos enriquecedores que nos permitan armonizarnos mutuamente. Veamos cuáles son:

1.-La primera persona
Soy un ser completo en mí misma. La protagonista de mi vida, en primera persona. Y tú eres tan único y tan primera persona para ti como lo soy yo para mí.

“Dos que no empiezan por ser yo, jamás podrán convertirse en nosotros”

2.- El otro
No podría reconocerme como yo si no existieras tú, el otro. Por lo tanto, te reconozco como diferente a mí.

“Yo soy yo y soy el otro del otro”

3.- Las diferencias
Está claro que yo y el otro somos distintos, por ser únicos. Y, ¿qué pasa con las diferencias? Existen, claro está, pero no se trata de limarlas, sino de aceptarlas, de respetarlas, de integrarlas.


“Dos que fundan un amor son dos que fundan un país nuevo en un territorio virgen”

4.- El misterio
Siempre quedan aspectos del otro que son inaccesibles para uno, por mucho que nos esforcemos por explorarlos y conocerlos. Son sus misterios. En ningún caso estos misterios son un secreto –sería una ocultación más o menos consciente-, ni tampoco un problema –no tienen por qué dificultar el proceso amoroso.


“Los misterios no se resuelven, son”

5.- La aceptación
La aceptación no es tolerancia. La tolerancia establece límites (hasta aquí estoy dispuesta a tolerarte). La aceptación reconoce las diferencias y las valora positivamente, sin intentar difuminarlas ni eliminarlas.


“La aceptación es la certeza de que nada de lo que diga, sienta, piense o deje de decir, sentir o pensar el otro es para dañarme o manipularme”

6.- El tiempo
La participación del tiempo en el proceso amoroso es indiscutible. Existe el amor a primera vista, claro; pero ese fuego se convertirá en brasas de amor si notamos las diferencias, si nos conocemos, si nos aceptamos.


“El tiempo es el que permite a las otras condiciones manifestarse y desarrollarse”.

7.- El encuentro
La búsqueda. Buscar para encontrar. Pero… suele ocurrir que la búsqueda que encuentra al otro es la que no se emprende, los encuentros sin búsqueda.


“Un encuentro sin búsqueda no nace de una estrategia. Cuando el encuentro ocurre, son dos perfectas imperfecciones humanas, singulares y diversas, las que se cruzan en un punto único de sus existencias”

8.- La responsabilidad
La responsabilidad va ligada a la libertad de elegir. Y es la capacidad de hacerse cargo de la propia vida, y por tanto, de la propia participación y permanencia en la relación amorosa.


“Soy responsable de lo que hago con lo que siento”

9.- La compañía
Si me preocupo por encontrar a alguien que me acompañe antes de saber adónde voy, corro el riesgo de que ese alguien se convierta en un obstáculo en mi vida. Si sé hacia donde voy puedo coincidir con alguien que lleve mi mismo rumbo.


"Vamos juntos, nos unimos en una marcha que cada uno debe hacer por sí mismo, que cada uno se debe a sí mismo”.


“Si conozco mi camino, te encontraré.
Si sabes adónde vas, me encontrarás.
Si no forzamos nuestro destino, nos acompañaremos”

domingo, 30 de octubre de 2011

Experimento



En la bolsa, dos bolas: blanca y azul.
He sacado una roja.

Cinta de Möebius




La cinta de Möebius es una superficie topológica cuya principal característica es tener una sola cara.
Es curioso cómo la genialidad humana relaciona materias entre sí tan diferentes: Luc Etienne, utilizando esa característica de la cinta, escribió un poema que cambia de significado si se escribe sobre ella. A saber:

Cogemos una banda de papel rectangular (al menos 10 veces más larga que ancha) y se escribe la mitad de la poesía –está traducido del original en francés, intentando conservar el sentido y la rima–:

Trabajar, trabajar sin cesar,
para mí es obligación
no puedo flaquear
pues amo mi profesión…


Se gira esta tira de papel sobre su lado más largo (es esencial), y se escribe la segunda mitad del poema:

Es realmente un tostón
perder el tiempo,
y grande es mi sufrimiento,
cuando estoy de vacación.


Se pega la tira para obtener una banda de Möebius y sobre ella se lee:


Trabajar, trabajar sin cesar, es realmente un tostón
para mí es obligación perder el tiempo
no puedo flaquear y grande es mi sufrimiento,
pues amo mi profesión… cuando estoy de vacación.


Y, genial, se llega al odio al trabajo mediante su elogio... a través de la literatura y con ayuda, ésas que no falten, de las maths.



sábado, 29 de octubre de 2011

En el ojo


Estoy en el centro, pero ojo, en el ojo del huracán.

Me rodea la mentira: mire donde mire, allí está, bien instalada, acomodada y feliz, ella, negra y asquerosamente hermosa, porque su hermosura está también revestida de mentira, es mentira.
Me asqueo, me falta el aire, me entristece y me vuelvo a entristecer.


Qué lástima, una vida fundada en la mentira...¡qué lástima!

miércoles, 26 de octubre de 2011

Una historia



Hoy contaría una historia, de Mery, claro. No sé si llegaré al final, pero comienzo:
Le gustaba estudiar, y disfrutaba en las clases: aquella profesora que le enseñó el arte del "equilibrio de la balanza" le hizo descubrir el mundo de las matemáticas; quién le obligó a aprender historia a base de codos ¡amigo! hizo con ella "agua", pero no se le resistió. Los exámenes eran como un reto; la nueva materia, una curiosidad.
Se consideraba una "suertuda", porque las notas le sonreían. Era una ganadora para sí misma. Y así, fue pasando etapas.
Una vez terminados sus estudios reglados, quizá antes, aparecieron asignaturas un tanto... como diría... "especiales": sin manuales, sin libros de texto, sin profesor (?)... ¡un nuevo reto! Por supuesto, se matriculó de la primera que se le puso por delante.
Jamás pudo llegar a entender por qué se le resistía ¡era tan facil! Estaba dividida en dos partes, teoría y práctica, pero ella estaba acostumbrada a ese tipo de exámenes dobles. La teoría la superaba prueba a prueba... pero... ¡la práctica! Fallaba en lo básico, en el primer "problema" se desesperaba, le daba la vuelta a los datos, de positivos los convertía en negativos... y las sumas... siempre en restas... El resultado resultaba (¡vaya!) nefasto.
Alguna vez intentó pasar al segundo parcial y examinarse; y no le fueron mal las cosas, aprobó por los pelos. Sin embargo, era condición indispensable para guardar la nota, haber superado con éxito el primer parcial. No le servía.

¿Qué asignatura era?

Aún hoy la persigue en su interior: la compasión, sobre todo, consigo misma.

viernes, 21 de octubre de 2011

Un corazón con patas

No existe definición más acertada.
Y no la creo de la realidad muy alejada.
En su honor, es mucho mi deseo
que sea esta rima aprobada
aunque no esté escrita en arameo.

Ay, mísera de mí, hay infelice
no sé por ventura qué hice
para merecer todo su apoyo
en cualquier lio que rice.

Y, si metida hasta los ojos en el hoyo
estoy y no sé dónde acudir,
en un tris me saca del escollo
y me manda con risas a reir...

No te creas, que también me regaña
tal que fuera una piraña
pero con más maña, con más maña.

Y no es ninguna artimaña
de esta pobre musaraña
que no tiene ni pestaña
ni le queda telaraña
ni es mala, ni tacaña,
ni, ¡claro!, de tal calaña.

Pero me ve venir
y, visionario y listo,
el bienquisto,
me lleva al buen carril
en un visto y no visto.

Un corazón grande, una dulzura
un saber hacer, una cultura
un placer es, una aventura
conocerlo como tal, un tio de altura.

Es humilde este homenaje
pero, ¡ea!, se acabó.
(Soy capaz de hacer hasta encaje
con que me digas ¡chapó!)

domingo, 16 de octubre de 2011

Reflejo


Mi reflejo está enfadado conmigo. Se enfada por nada.
Dice que no tengo que disfrazarme para salir; que cuando me pongo el traje de Anónimo no me reconoce.
No me gusta verlo con esa cara tan larga y tan serio; él, que es más alegre que unas castañuelas. Pero, ¿acaso tengo yo la culpa? La monotonía me aburre y asumo el cambio como un reto, que encaro con distintas estrategias. ¿Tan malo es?
A mi reflejo se le ha ido la pinza.

martes, 11 de octubre de 2011

Nada de todo y un poco de nada



Estaba enamorada, muy enamorada, hasta las trancas.
Sentía esa inmensa paz, a ratos; otros, un desasosiego general. Emoción, mezclada con un cierto nerviosismo. Alegría y desazón a la vez. Nada de todo y un poco de nada en aleación.
Sin embargo, su amor se encontraba perdido cuando determinadas circunstancias impedían su contínuo desarrollo.
¿Culpable?
Mery buscaba el culpable; lo encontraba; lo culpabilizaba.
Seguro, segurísimo que estaba carcajeándose sin parar. Creo, sinceramente, que porque ella lo dejaba.

Estaba enamorada. Muy enamorada. Hasta las trancas.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Pasaba... pasaba por aquí...


¿Sabes qué pasa? ¿Sabes QUÉ pasa?
No tienes ni la más remota idea de lo que pasa, de lo que te pasa, de lo que...
Empiezas otra vez, otra más, con elucubraciones, caminos y senderos nuevos, pero al fin y al cabo, iguales. Y, lo más gracioso del asunto, ¡¡¡LOS SIGUES!!!
Déjate de memeces, levántate y empieza tu vida. Te lo agradecerá.

Un pequeño caos que me encanta vivir, porque siento, estoy presente, vivo y soy consciente del absoluto del ahora. No soy feliz, pero sí. Es así.