¿Por qué tanto error? Uno tras otro, uno tras otro, se agolpan, se solapan, se pisan el terreno, y continúo errando, y errando, errando sin parar.
Me concentro, me centro; y sigo equivocándome...
¿Será que no lo estoy tanto?
No hace falta que me ponga yo misma a prueba: las circunstancias ya se encargan de poner piedras y muros.
Estoy acostumbrada a hacer malabarismos, pero está claro que voy a necesitar la prestidigitación. Uyyy, qué palabrooo...
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