martes, 23 de agosto de 2011

Máscaras



Dejó para el mañana el traje de melancolía y salió desnuda a la calle...

No la esperaba nadie.

Y menos, mucho menos, con esa vestimenta.

domingo, 21 de agosto de 2011

Sin palabras



Silencio.
Mery buscaba silencio; no ése de estar callada sin dirigir palabra a nadie. No. Ella quería aquel otro que no aisla, pero se consigue en soledad; que no acalla, pero tranquiliza; que no duele, porque hace posible la conexión; que no obstaculiza, porque aúna.
Mery buscaba y las voces se agolpaban con algarabía. Recordar... y las imágenes acudían como moscas sobre la miel. Confiar... y el miedo se abría paso sin recato. Amar... y el sinsentido interpretó el hueco de las palabras a su manera, claro está.
Despistada, abandonó y decidió...

... pero ésa es otra historia...

domingo, 14 de agosto de 2011

Y...


... lo he terminado.
La verdad, el final me ha decepcionado un petit peu. El punto romántico era totalmente previsible y me da la impresión de que fue acabado deprisa y corriendo.

En líneas generales, es un libro entretenido, bastante bien escrito -pero sin más pretensiones-; creo que plasma realmente la sociedad, alta sociedad, del momento y que para nada se hace pesao ni cargante.

Sin embargo, por los comentarios que he oido, esperaba algo más.

Acabo de empezar otro: La pasión, de Jeanette Winterson. Veremos...


Ándese con cuidado, plumilla, que esta criatura lleva ya muchas fatiguitas
en la chepa. A ver si va a venir usted a camelársela con sus aires de forastero con parné,
y al cabo me la va a hacer de sufrir,
porque como se venga arriba y se le ocurra machacarla nada más que una miajita,
aquí mi primo el bujarrón y yo hacemos un encarguito en un amén,
y una noche de éstas igual le sacan una faca por cualquier calle de la morería y le dejan el lado bueno de la jeta como el pellejo de un guarrillo, marcadito para los restos,
¿le ha quedado claro, mi alma?

viernes, 12 de agosto de 2011

Aún no



... lo he terminado.

Está super-mega-guachi-er-tó.
Ahora, la política y la situación internacional española de la postguerra han hecho acto de presencia y la colaboración en el espionaje entre la comunidad extranjera toman relevancia. No falta de nada.
Y vuelven a entremezclarse épocas y personajes en una aleación perfecta.


¿Tenía miedo? Sí, todo el miedo del universo
aferrado a la boca del estómago.
Pero a raya.
Domesticado.
A mis órdenes.

martes, 9 de agosto de 2011

Sigo




... enganchada.
Sí, sí. Talmente alucinada y sorprendida y enganchada y anonadada y todas las -adas del mundo mundial.
Es ligero, a pesar de su volumen, y ameno. Y tiene el acierto de comentar hechos históricos que pasan casi desapercibidos pero que enmarcan exactamente el momento y el lugar en el que se desarrolla el argumento, además de hilvanar con fina hebra cada uno de los ejes secundarios alrededor del principal.
Cómo maneja las palabras: unas, comunes; otras, estilisticamente delicadas; todas entrelazadas tejiendo un estilo directo y sencillo, accesible.
Sólo puedo añadir...
¡me encanta!


No vale la pena llorar sobre la leche derramada

lunes, 8 de agosto de 2011

Por fin




Sí, ¡por fin!
Compré el libro hace... a ver... ¿un año y medio? Sí, más o menos. Y lo he ido dejando, dejando, dejando; siempre había otro más atrayente. Hasta que, decidido, ya no pasa más tiempo, empiezo... ¡ya!
Después de los de teatro desternillantes "La venganza de D. Mendo" y " Los pelópidas" -recomendado leerlos en voz alta entre varios, a ser posible- y de un Riquelme de historias como la vida misma, he empezado "El tiempo entre costuras", libro ya manoseado y, como digo yo, "chupado" por otros antes que yo aunque mío de propiedad. Lo he ido dejando, dejando... y prestando, prestando...
Y, es cierto, engancha desde el principio. Sus cerca de 700 páginas me van a dar poco de sí: voy por su cuarta parte y empecé ayer. O sea, que si hago cálculos... acostándome hoy lo termino en dos días... jejejeje...
Estoy viviendo las aventuras de la protagonista, Sira; aunque he de reconocer que las casualidades son, a veces, demasiado casuales y las resoluciones de los problemas, exageradas por su simpleza.
Me encanta la forma de hablar de Candelaria: usa palabras y expresiones frecuentemente utilizadas en esta zona del país, lo que hace que sus diálogos parezcan verdaderos diálogos, detalle significativo que le da más valor a la obra.


"¿Usted con quién está en esta guerra?
¿Yo? A muerte con quién la gane, mi alma"

domingo, 7 de agosto de 2011

Visitas y contradicciones propias



Debo reconocer que pensaba que, una vez de vuelta, mis visitas superarían el umbral de los dos mil. ¡Tontería más gorda, pondió!


Pero, ¿cómo pueden visitarme si no me dejo ver en ningún otro blog, y mis entradas tampoco es que sean "excitantes"?


Es cierto que ultimamente voy dejando mijitas mías en estas entradas; cada vez, más. Sin embargo, mi... vamos a llamarle... "timidez"... hace que comente en otros blogs como "Anónimo", o parecido, sin nexo de unión con este blog -alguna que otra vez, ha sido posible ser conocida por el dueño del blog y sólo por él.


Está muy bien tener un blog en el que poder expresarme o dejar las notas que me resultan interesantes y no quiero perder, en lugar de escribirlas de puño y letra en cualquier libretilla. Me gusta. Me interesa. Voy a seguir haciéndolo.


En cuanto a las visitas, es cierto que me gustaría ser comentada, más que nada, porque el diálogo es fundamental en la comunicación. Pero... pero... valoro en demasía mi anonimato -por el momento- y así continuaré.


Y a todos los que os acercais a este espacio, sed bienvenidos, y espero que os resulte agradable el paseo.