lunes, 11 de octubre de 2010
Dos más: Mirar para comprender
Concretado el deseo, fijado el objetivo, una pregunta aparece en el horizonte humano: "¿Cómo lo hago?" ¡No caigas en la trampa! ¿Acaso una flor pregunta cómo conseguir su perfume, o la hoja cómo renacer en primavera? No te preguntes cómo: ve directamente hacia tu objetivo, liberándote de la necesidad de encontrar el cómo, sintiendo indefectiblemente la realización de ese deseo, focalizando de nuevo toda tu energía en su consecución. Y lo demás se dará por añadidura... o por casualidad.
Una vez salvado el obstáculo de la forma, las señales del deseo cumplido empezarán a materializarse, quizás como meras casualidades, quizás como hechos aislados. Estate atento a cada uno de los acontecimientos que te ocurren, considerándolos como semillas del deseo. Tendrás que observar si eso que ocurre está en consonancia con el deseo, porque puede darse el caso de estar yendo hacia otra cosa. En el caso de que no esté en consonancia, habría que volver a establecer con palabras el deseo: seguramente, la formulación del deseo no era todo lo correcta que era menester.
Este paso es importantísimo puesto que te ayuda a leer lo externo como reflejo de lo interno, dualidad y simetría, que disuelve la ilusoria división entre ambos.
1 comentario:
Alguien dice que el pensamiento es anterior al sentimiento, pero, ¿y cuando no es así? ¿Y cuándo sientes ese algo profundo e inesperado, sin pensar y que se apodera de tí? ¿De dónde viene? No lo sé. Pero se instala con una fuerza que no domino, me desarma, inutiliza cualquier coraza y me hace totalmente suya. Y no es un poner. Qué sé yo.
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