Así, cada día será nuevo y fecundo, dejando de ser rutinario y aburrido, transformándose en el primero del resto de la existencia; enriqueciendo la mente en lugar de anularla. Cierto que conseguirlo requiere un gran esfuerzo pero, ¿acaso no hay que enfrentarse inevitablemente a la vida con esfuerzo y con dolor? La diferencia es que en este caso la recompensa será enorme.
El saber deslizarse al compás de la vida es un gran secreto. Debería ser lo más sencillo y natural, pero cuesta mucho trabajo conseguirlo.
Ramiro Calle